Cuantos Santos nos hablan de la muerte, cuantos la anhelaban y a estos últimos yo lo admiro.
Aunque si bien los que me conocen saben que soy de la idea de que cada día que pasa es un día más cerca de Dios, no puedo evitar el mar de sensaciones que me genera pensar en el muerte.
¿Qué sucederá? ¿Estoy preparado? ¿Qué dejaré aquí? ¿Haré sufrir a los que dejo aquí?
Como meterse en la mente de aquellos mártires que aún en ese momento, pudiendo salvarse físicamente, se mantuvieron firmes.
¿Tu vida o tu creencia?
Me tope con una imagen de una frase de San Juan Pablo II (la cual no sé si será verdaderamente dicha por él) que me llamó la atención, no soy fatalista sin embargo de la muerte del fénix renace, el pase por fuego para brillar son algunas de las frases que siento que no pueden ser más ciertas en muchos casos.
Será que solo sufriendo nos daremos cuenta del valor que tiene la fe y será capaz de reinventarse para dialogar con el mundo? El mismo Jesús se encarnó, por que seguimos necios en querer cuadrar la experiencia del evangelio, y con esto no estoy diciendo que debemos trabajar con una espiritualidad hyper liberada donde todo camine "según el espíritu" pero sin movernos, si no a la capacidad de ver nuestros errores aceptarlos y movernos, la necesidad de evitar la obligación y saltar a la invitación de la experiencia, cuando en el lenguaje común pasemos de la confesión a la reconciliación, entre muchos ejemplos...
En fin... ¿Tu vida o el Evangelio? ¿Tu vida o Jesús?
Algunos han escogido ya...
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